En mis columnas anteriores en Argenpress insistí en el hecho evidente de la dominación política y militar de Estados Unidos sobre Colombia, por el sometimiento total del Presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez a los dictados y programas políticos y sociales del Presidente Bush de Estados Unidos. Uribe Vélez es el más adepto servidor de la política e intereses norteamericanos en Colombia bajo el gobierno Bush. Uribe Vélez un hombre de la extrema derecha latifundista y “liberal” colombiana ha sido un seguidor incondicional de los rumbos nacionales e internacionales de la política norteamericana del gobierno Bush.
En las cuestiones internas colombianas, Uribe Vélez ha mostrado a plenitud su ideología retardataria y progringa que lo han llevado a la torpeza de tratar de influir en la política interna norteamericana, acogiendo abiertamente la tesis política de un triunfo electoral de los republicanos de Bush, en vista de que los demócratas gringos se han pronunciado con toda energía contra la represión antisindical y de crímenes contra el Movimiento Obrero Colombiano en su conjunto. En las reuniones internacionales en que participa Bush no oculta sino que, por el contrario, hace ostentación de su adhesión total a los rumbos políticos imperialistas de Bush. Una de sus decepciones en esa relación es que Bush no lo invitó a montar en sus caballos en la hacienda ganadera que tiene el presidente norteamericano.
Por si faltara algo a las pruebas de sumisión incondicional de Uribe Vélez a los dictados de Bush, se ha sumado en las últimas horas la decisión norteamericana, y obviamente de Uribe Vélez, de instalar una base militar estadounidense en La Guajira colombiana, a pocos kilómetros de las instalaciones venezolanas petroleras del Golfo de Maracaibo. Es una vulgar y agresiva decisión de Bush y de Uribe Vélez contra Venezuela, Ecuador y toda Sur América, que día a día se enrumban más hacia la unidad económica, social y política de la América Latina. Bush y Uribe Vélez se unen contra el proyecto histórico de la América Latina y el Caribe de organizarse como región democrática, independiente y solidaria para cumplir la tarea total de independencia y soberanías nacionales que no ha sido posible realizar hasta ahora por la América Latina, precisamente por la funesta influencia y presión norteamericana contra las naciones que integran la América Latina y del Caribe.
Todo lo anterior queda absolutamente confirmado por lo ocurrido en la noche y madrugada de hoy miércoles 14 de mayo, en que Uribe Vélez puso a todo el gobierno colombiano en coordinación detallada con el gobierno de Bush, a ejecutar un programa para enviar a los Estados Unidos a los trece principales líderes del paramilitarismo y el narcotráfico de Colombia que se encontraban encarcelados y sometidos a los trámites judiciales y penales de los organismos de justicia colombianos, comenzando por la propia Corte Suprema de Justicia. Desde esa madrugada la opinión colombiana independiente saltó a protestar por la decisión de Uribe Vélez y de Bush, de ejecutar una operación política y militar abyecta a Estados Unidos, enviando a Estados Unidos a trece paramilitares y narcotraficantes. Toda Colombia ha entendido que con esta extradición masiva se frustra totalmente la ejecución de la doctrina reciente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia en el sentido de que no se podían extraditar a Estados Unidos miembros de los grupos de narcotraficantes y paramilitares encarcelados, sin que antes se indemnizara a las familias de victimas colombianas de los crímenes y asesinatos de narcotraficantes y paramilitares. La decisión de Uribe Vélez contra la reciente doctrina de la Corte Suprema de Justicia de Colombia fue inmediatamente después de que la Corte dictara esa sentencia. De esa manera los delincuentes del narcotráfico y del paramilitarismo solo serían castigados en Estados Unidos en cuanto a ellos les convenga, al tiempo que las victimas colombianas, que son centenares de miles, de la violencia y crímenes de narcotraficantes y paramilitares no tendrán las indemnizaciones ordenadas por la ley. Con ello el Presidente Uribe Vélez ha traicionado al pueblo colombiano y dado un golpe mortal a la reciente doctrina de la corte suprema de justicia de que nadie podía ser extraditado a Estados Unidos por esa clase de delitos, sin garantizar antes el pago de las indemnizaciones a las familias y victimas colombianas de esos crímenes. El Presidente Uribe Vélez se burló de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, de las familias de las victimas de los crímenes del narcotráfico y de la parapolitica. No es extraña la versión que hoy circula en Colombia de que la decisión del Presidente Uribe Vélez es una forma de pagar el apoyo electoral y político que recibió para ser elegido en dos oportunidades como presidente de la República de Colombia.
Colombia tiene por delante la desgracia de que el gobierno Bush de Estados Unidos logre desatar una guerra contra Venezuela y el propio Ecuador como castigo a la independencia política, económica y comercial de esas dos naciones latinoamericanas. Naturalmente esos dos bárbaros presidentes no son capaces de medir las respuestas que pueden dar a esas agresiones los pueblos de Venezuela, Ecuador y de la propia Colombia.
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